Monday, March 15, 2010

CHILE: "La catástrofe es terreno fértil para la uniformidad y caldo de cultivo neoliberal"



Transcurrida una semana del feroz terremoto que derrumbó el mito del Chile primermundista, Wladimir Painemal fue entrevistado por Clarín. “La naturaleza le ha pasado la cuenta al gobierno", señala el antropólogo mapuche, a su vez que advierte sobre las campañas de uniformidad cultural-nacional que suceden a este tipo de eventos naturales.


En entrevista exclusiva con Clarín.cl, Wladimir Painemal, subdirector de Azkintuwe, hace una primera valoración del terremoto; analiza el legado de la Concertación y la sistemática violación de los derechos humanos; vaticina el nuevo maltrato que recibirá la comunidad mapuche con Piñera; habla de los suplementos culturales de AZ, y sobre el Bicentenario opina: “La naturaleza le ha pasado la cuenta al gobierno. Toda la parafernalia preparada para el efecto Bicentenario no podrá ser desplegada a plenitud. De todas formas la catástrofe es terreno fértil para la uniformidad cultural-nacional, ‘Chile ayuda a Chile’ y ‘Fuerza Chile’, esa campaña conlleva un intento por asimilarnos a una identidad nacional de la cual no fuimos creadores, ni participes”.

- ¿Cuál es la prioridad en la cobertura de Azkintuwe después del terremoto en territorio mapuche?

Por ahora nos estamos organizando para cubrir la información de lo que sucedió con nuestra gente. Los medios están publicando muy poco en relación a los daños provocados en las comunidades y sabemos que tenemos un rol allí, difícil por cierto, porque no contamos con medios para ayudar, ni para movilizarnos por todo el territorio, pero también entendemos que nuestra plataforma comunicacional está a disposición de nuestra gente y nuestro esfuerzo entonces lo canalizaremos por ahí. Al mismo tiempo evaluamos los efectos a largo plazo que tendrá esta catástrofe. Si los índices de desarrollo en territorio mapuche son bajísimos en relación a la población no mapuche, prevemos que esos índices pueden empeorar. Pero también sabemos que nuestro pueblo tiene experiencia en este tipo de eventos, especialmente las más antiguas generaciones que siempre se preocupan de guardar cosas para los tiempos malos. Además de los resguardos que ellos toman en relación al mar y la naturaleza.

- ¿Qué herencia deja la Concertación en Wallmapu?, ¿cuántos presos políticos mapuches continúan tras las rejas?, ¿cuántos jóvenes mapuches fueron asesinados por las fuerzas represivas del Estado?

La cifra a enero del año en curso, era de 52 presos encarcelados en las regiones del Bío Bío, Araucanía y Los Ríos, además de 22 procesados que están con medidas cautelares. En muchos de los casos en los que han sido involucrados nuestros hermanos el gobierno de la Concertación se ha hecho parte en el juicio, pidiendo a los tribunales la aplicación de la legislación antiterrorista. Por otro lado, el gobierno de Bachelet se va dejando como recuerdo la muerte en procesos de movilización a tres jóvenes mapuche, Alex Lemun, Matías Catrileo y Julio Mendoza Collio. Lamentablemente sus casos fueron vistos por la justicia militar, por lo que no hay -hasta el momento- condenas justas para sus casos, los responsables quedan con sanciones bajas en comparación a cualquier otro crimen. En cuanto a la política indígena desarrollada por la Concertación me remito al análisis efectuado por la destacada socióloga norteamericana Patricia Richards, en entrevista con Azkintuwe. La autora plantea que aquí opera una lógica perversa, donde se divide a los miembros de los pueblos indígenas entre buenos y malos, así como detecta severas falencias en la ejecución de los programas estatales, que en sus palabras vienen a ser una política de desmovilización sin ningún tipo de seguimiento serio en cuanto a impactos de largo plazo.

- ¿Esperan una arremetida con la llegada a la presidencia de la extrema derecha chilena?, ¿qué vaticinio puedes hacer sobre la nueva relación después del maltrato de la Concertación y la llegada de Piñera?

La actuación del Estado y los gobiernos de Chile no han cambiado sustancialmente desde la creación de la República. Por otro lado la sociedad mapuche presenta una diversificación social que no ha sido atendida políticamente. La primera afirmación es incontrarrestable, con una honrosa excepción que fue derrotada en el año 1973, me refiero específicamente al gobierno de Salvador Allende, valorado por los mapuche al impulsar una política de expropiación de las tierras usurpadas. Sin embargo tanto éste como otros gobiernos impulsaron y promovieron el asistencialismo y paternalismo de Estado, que en el caso del gobierno de la Unidad Popular también era un paternalismo ideológico. No me voy a referir a la dictadura militar, que fue un período complejo para la sociedad mapuche y una de las épocas más activas en la organización combativa, sobretodo a partir del año 1978. Los gobiernos de la Concertación modernizaron el asistencialismo bajo un modelo económico neoliberal, la idea era invertir recursos sin ningún tipo de seguimiento con el objetivo de desmovilizar y mantener un capital de votos cautivos.

Un gobierno de derecha no cambiará el curso de las políticas públicas en forma sustantiva pues van a seguir bajo la égida del modelo neoliberal, incluida la política dirigida hacia los pueblos indígenas. Es posible que aprovechen la coyuntura del déficit fiscal dejada por la Concertación, además de la política de shock que implementarán en relación al desastre dejado por el terremoto. Aquí recojo lo planteado por la intelectual Naomi Klein, cuando habla del “capitalismo del desastre”, caldo de cultivo para el capitalismo más exacerbado. Ella plantea que donde prime el temor, pánico e incertidumbre es el espacio ideal para la aplicación de políticas que menoscaben los derechos de la gente. En este sentido podemos augurar condiciones más difíciles para la consecución de nuestros derechos, lo que se espera de un gobierno de derecha es la acentuación de la criminalización de la protesta basado en su lógica de lucha contra la delincuencia; pero colocado en un contexto histórico global, esto no debiera constituir una novedad para la sociedad mapuche.

Por otro lado, entendemos que la sociedad mapuche va mucho mas allá de lo que hoy conocemos como "movimiento", por cuanto existe una diversificación social y económica que está comenzando a crecer. La comunidad mapuche contiene una serie de sectores sociales que mantienen un bajo perfil político, que no están necesariamente convencidos de la estrategia de recuperación de tierras por la vía de la ocupación, ellos están optando por el mercado desde su visión e interpretación del fenómeno. Podemos hablar de actores que se mueven en el mundo de la ganadería, un tipo de economía que tiene raigambre histórica en la sociedad mapuche, en la entrega de servicios, en el etnoturismo, la horticultura intensiva, entre otros, que lentamente irá desembocando en una estratificación social al interior de nuestra propia sociedad. Este sector es permeable a un discurso que los alienta a seguir por esa senda del “emprendimiento”. Dejo en claro que no estoy emitiendo un juicio de valor al decir esto, solo estoy definiendo un hecho de realidad a partir del conocimiento que tengo de nuestra sociedad.

- Bachelet hizo una pudorosa petición de perdón en nombre del Estado, durante la ceremonia de repatriación de los 5 indígenas kawéskar, secuestrados en Europa a finales del siglo XIX, sin embargo, la presidenta nunca cumplió su palabra de “no aplicar la Ley Antiterrorista”; ¿el siguiente “mea culpa” del Estado vendrá hasta dentro de dos siglos?, ¿se trata de un Estado de lento aprendizaje?

Los casos en que el Estado ha reconocido culpas o ha pedido perdón por su actuación son escasos en la historia de Chile. El caso más emblemático ha sido el reconocimiento a las atrocidades cometidas por el Estado en el marco de la dictadura militar de los años 70 y 80. Desde mi punto de vista hay una lógica y es que se pide perdón cuando la presión internacional -o interna- alcanza un grado superior de visibilidad o movilización; o en caso contrario, cuando los actores involucrados están en una situación de debilidad tal que el reconocimiento de “disculpas” -eso fue lo que pidió Bachelet- no va a implicar mayor peligro. Es fácil políticamente pedirle disculpas a los Kawéskar cuando su población no asciende a más de 40 miembros y están próximos a desaparecer.

Eso significa que mientras los mapuches tengan un mínimo poder de movilización y planteen demandas de reconocimiento político, constituyen un peligro para la sociedad construida y amansada bajo la dictadura, pues es posible que ese ejemplo “contagie” a otros sectores. Y cuando digo “contagio” estoy aludiendo al imaginario de “país-cuerpo” que tiene la elite política del país, en tanto cualquier tipo de conflicto social es tratado como enfermedad, no como una salida. Por último diré que Chile no está preparado aún para asumir sus quiebres, no tiene cómo hacerlo. Esa sociedad vive con una mordaza desde 1973, así cuando hay catástrofes, partidos de fútbol o alcohol, logra hacer una catarsis pública. Los mapuches estamos sobre una de esas fracturas, llevamos años esperando en liberar su energía pero mientras más demore Chile en asumir esta deuda moral y material, más complejo se pondrá el escenario.

- Ante la parafernalia y el patético show-business del Bicentenario chileno, ¿qué tipo de información a contracorriente publicarán en Azkintuwe?

Este año será de grandes desafíos para nosotros, pues en términos comunicacionales nos corresponde canalizar ideas, opiniones, análisis y reportajes en torno a esta celebración nacionalista chilena. Sin embargo, como ya sabe todo el mundo la naturaleza le ha pasado la cuenta al gobierno y al Estado de Chile. Toda la parafernalia preparada para el efecto Bicentenario no podrá ser desplegada a plenitud. De todas formas la catástrofe es terreno fértil para la uniformidad cultural-nacional, “Chile ayuda a Chile” y “Fuerza Chile”, toda esa campaña conlleva un intento por asimilarnos nuevamente a una identidad nacional de la cual no fuimos creadores, ni participes. El papel de Azkintuwe entonces no es hacer una campaña en contra, esto no tiene que ver con enfrentar una identidad con otra o fortalecer nuestra identidad en desmedro de otra, al contrario. Lo que buscamos es perfilar de mejor forma nuestra configuración nacional como mapuche y eso por medio de las herramientas que nos da el periodismo escrito.

- Han lanzado dos nuevos suplementos: Zapilkan y Yekintun; antes editaban AZ domingo, ¿por qué decidieron expandir la línea editorial de lo informativo a lo cultural, literario y cinematográfico?

Principalmente fue por dos motivos. El primero es el creciente número de iniciativas artístico-culturales y creaciones audiovisuales que se encuentran fuera de la agenda de los medios de comunicación oficial. Estas iniciativas no tienen la misma cobertura que tiene la lucha por la tierra, que asocia lo mapuche a pequeños grupos de campesinos fuera de la ley, negando el carácter de pueblo que tiene el proceso y al mismo tiempo invisibilizando la importante creatividad cultural que tiene en su seno. También asumimos una falencia nuestra en la cobertura brindada a las manifestaciones culturales como la poesía, la música, la escritura; lo cultural aparecía en una página de nuestro medio pues entendíamos que había interés de parte de nuestros lectores por conocer aspectos culturales de nuestro pueblo. Con este suplemento le damos el espacio que merece. Lentamente hemos ido entendiendo que estamos en presencia de una lucha nacional mapuche, lo cual significa un cambio importante en la manera en que nos pensamos como pueblo. En este sentido podemos interpretar la aparición de Zapilkan y de Yekintun que amplía nuestra mirada y la de nuestros lectores a la diversidad de temas que nos cruzan como sociedad.

El segundo motivo es estrictamente administrativo. El Estado de Chile tiene una gama de fondos de cultura al cual acceden un número importante de asociaciones, comunidades y grupos artísticos en general para desarrollar sus actividades. En la etapa anterior de Azkintuwe interpretamos el rol de esos fondos desde un sesgo ideológico, en tanto estructura estatal colonial. Sin embargo, observamos que nuestra gente está menos sobre-ideologizada -no ve los fantasmas que veíamos nosotros-, y es mucho más pragmática en sus decisiones. Entendimos también que el acceso a esos fondos dice mucho respecto de la lucha que llevaron a cabo las organizaciones en la década de los años 1970 a la década de 1980, cuando se planteaba demandas al Estado, enriquecida posteriormente con la aparición de la política publica dirigida hacia los pueblos indígenas en la década de los 90. Es decir, esos fondos están ahí, permite ejercer el derecho a la cultura como derecho humano y las podemos orientar respecto de nuestros objetivos como pueblo.

No estamos negando la existencia del Estado chileno y la vinculación que nuestras organizaciones tienen con él. Es más, creemos que el Estado tiene un rol que cumplir en cuanto al apoyo económico a iniciativas planteadas por nosotros como pueblo. Quisiéramos que fueran más los recursos invertidos, mas pertinente los instrumentos de la política, pero eso esta fuera de nuestro alcance inmediato.

- ¿Cuántos suplementos sobre Cine indígena habían explorado antes de editar Yekintun?, hemos visto varios documentales de denuncia, pero ¿habría lugar para analizar cine de ficción con la participación de temáticas y actores indígenas?, ¿o sólo habrá espacio para el documental de corte histórico y contestatario?

Buscamos experiencias de revistas, suplementos u otros tipos de formato mediático donde la temática central fuera el cine indígena. Lamentablemente no encontramos experiencias indígenas, sí experiencias de diversos medios en relación al cine en general. Estos ejemplos nos dieron algunas pistas para la edición del Yekintun. Anterior a la experiencia de Yekintun, mantuvimos contacto con la Coordinadora Latinoamericana de Cine y Comunicación de Pueblos Indígenas (CLACPI), de quienes aprendimos mucho respecto de experiencias de cine indígena. Quizás uno de los motivos también para que este suplemento apareciera fue dicho contacto. En el marco de esta red pudimos conocer las experiencias no sólo desde el ámbito del documental contestatario e histórico, sino también de los docu-ficción, experiencia de cine novedosa, pues es otra forma de dar cuenta de la realidad que viven los pueblos indígenas en el continente. Es más, comenzamos a incorporar crítica de cine oficial, porque este tipo de industria ha construido imágenes de nosotros como pueblos que distan mucho de la realidad. Así han aparecido artículos sobre 2012 o Avatar, el último éxito de cine de James Cameron.

- ¿A qué conclusiones llegan en Azkintuwe sobre la Constitución del Estado Pluricultural de Bolivia y la revolución desde La Paz?, ¿qué elementos podrían retomarse en Chile al derogar la Constitución Política de Pinochet?

Los alcances que tendrá en los movimientos indígenas del continente la llegada de Evo Morales son inconmensurables. Lo que voy a decir no es una conclusión, sino una primera aproximación a un caso que marcará, un antes y un después en el continente. Un primer elemento interesante a conocer y difundir es la forma en que el movimiento indígena en Bolivia llega al convencimiento de hacerse parte del poder de Estado y con éxito. Esto rompe con la lógica contestataria de muchas organizaciones que sólo ven en el Estado un ente al cual exigir sus demandas y reivindicaciones, pero no su apropiación. Otro elemento a conocer es el rico debate de ideas que se esta produciendo al interior del movimiento y de la sociedad boliviana en su conjunto. Evo Morales no sólo tuvo que convencer a su gente para que votaran por él y su organización, sino también a mucha gente no indígena que confía en su apuesta de gobierno. Por ultimo, atreverse a sacar lecciones y aprendizajes del proceso boliviano, mas allá de las obvias diferencias que existen entre Bolivia y Chile.

Coincidimos en que la situación que viven los pueblos originarios en Chile dista mucho de lo que sucede en otros países. Todavía en Chile el movimiento indígena no tiene vocación de poder, le basta con conseguir beneficios sociales para mantener sus bases contentas y que conste que no los estoy responsabilizando de ello, pues esto tiene que ver con la configuración de la sociedad chilena y mapuche en su conjunto. Es difícil hacer un buen alcance respecto de que elementos podríamos tomar. A lo que apostamos desde el periódico es que nuestra gente conozca ese proceso, lo valore en su significado y saque sus propias conclusiones.

- Finalmente, en 7 años se han posicionado como un medio de comunicación con credibilidad al interior de la comunidad mapuche y en el extranjero, ¿esperan forjar una nueva generación de lectores y periodistas?, ¿dónde miras a Azkintuwe dentro de 7 años?

En 7 años esperamos contar con una sustentabilidad que hoy no tenemos. Una de los principales peligros para Azkintuwe es desaparecer en formato impreso, pues la tinta y papel nos mantiene unidos a nuestra gente, en especial aquella que está en “FM” como diría nuestro poeta Aniñir, o sea “Fuera del Mundo”. La mayoría de la población mapuche hoy no tiene acceso a Internet y por lo tanto queda fuera de esta carretera de información y conocimiento. Tenemos esperanza en que paulatinamente la gente nuestra valorará el esfuerzo que hacemos en forma voluntaria, irá comprando el periódico, lo transformará en su referencia informativa. Por otro lado nos urge hacer escuela de periodismo desde perspectiva mapuche, pues no es posible que una nación de 600 mil habitantes cuente con un solo periódico. Necesitamos entregar lo que hemos aprendido, entregárselos a las generaciones que vienen, a aquellos que están dando sus primeros pasos en la escritura, en el ámbito de la comunicación en general. Un sueño de papel por ahora, que esperamos se transforme en sólidas instituciones a futuro.